Los mundos invisibles me invaden
se cuelan como tus riveras atardecidas
las raices se confunden.
Pergaminos de viento al pasar.
Sanar, sanar.
Que el brillo constante no se pierda
La tarde de febrero
se instaló en mi ser sin tiempo
y es el calor de mayo que no desaparece.
Las verdades se ocultan pero vuelven
Todo se seca
y el frío invade
El azar desborda a la costumbre
La luna del dolor
trajo vacío
La próxima luna está hermanada
La luna del cambio
traerá nuevas siembras.
Abraza la luna con el canto alegre de los días
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